La circularidad del aluminio puede hacer que se convierta en un material 100% reciclable, apto para la decoración de materiales u objetos de la casa como para la fabricación de instalaciones de consumo eléctrico sin perder la calidad para preservar la sostenibilidad del medio ambiente. De hecho, casi el 75% de la extracción de este material todavía sigue en uso.
El aluminio consta de propiedades duraderas y resistentes, puesto que no pierde las propiedades originales. Este factor provoca, en conciencia, que efectúe su ventaja más competitiva en el sector: al reducir su dependencia en las materias primas, ya que se conservan todo el tiempo, permite que su precio de mercado no se eleve más de lo necesario y, en consecuencia, provoca esa circularidad para volver a ser utilizado en otras funciones y aplicaciones.
La responsabilidad medioambiental del aluminio
La abundancia del aluminio en el planeta permite que este material se pueda reciclar con total facilidad. De esta manera, los niveles de contaminación se reducen al haber una menor proporción de fabricación y se crea, poco a poco, un modelo de sociedad sostenible y armónico con el medio ambiente.
Las empresas cada vez apuestan más por los materiales que se pueden reciclar y reutilizar, en un intento por adherirse al cambio en los hábitos de consumo. Esto, en consecuencia, también permite un ahorro tanto de energía, ya que se emplean menos medios para fabricar; y, en consecuencia, se reducen también los costes, tanto de producción como de facturas eléctricas o en compra de componentes para la manufactura industrial.
El aluminio se consagra como una alternativa fuerte para sustituir a materiales como los plásticos debido a su escaso nivel de toxicidad con el entorno y su rebaja porcentual con los niveles de contaminación.
Así, se pueden construir ventanas, por ejemplo con materiales más ecológicos que no solo contribuyen a reducir la huella de carbono en el planeta, sino que, además, ofrecen una mayor resistencia frente al exterior, aislando a la vivienda del ruido y de los posibles robos que se puedan producir.
El aislamiento térmico, de hecho, una de las aplicaciones inteligentes con mayor demanda y apuesta de futuro, se basa en el aluminio como materia prima para retener las temperaturas más frías durante el verano y más calurosas en los días más fríos. De este modo, el usuario es capaz de ahorrar así en calefacción, el sistema de mayor consumo eléctrico en el total del presupuesto de una factura mensual.
El ahorro energético del aluminio en el consumo eléctrico
En la actualidad lo que se busca en los hogares es la eficiencia energética, un factor con doble vertiente. Por un lado, se requiere de un consumo eléctrico que gaste lo mínimo posible a través de aparatos electrónicos y electrodomésticos que no desperdician suministro al transportar y usar la energía. Por otro lado, y en conciencia, el cliente experimenta una reducción considerable en el pago de los recibos.
Gracias al aluminio se ha podido reinventar el consumo eléctrico que desempeñan tanto el gas butano como el gas propano, dos formas de establecer el suministro en la vivienda.y cuya percepción de la población concluye en que sus niveles de contaminación son realmente elevados, sobre todo en su proceso de producción.
El aluminio reciclado contribuye a que estos dos gases emitan una menor cantidad de partículas nocivas, al fabricarse con materiales que requieren de una elaboración que gasta tan solo el 5% de energía. Este beneficio ecológico, por lo tanto, se minimiza al 95% en el consumo eléctrico si se compara con los procesos de extracción de sustancias como la bauxita.